lunes, 14 de septiembre de 2009

Amor 77 - Julio Cortázar

Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

miércoles, 7 de enero de 2009

Every game you play

Se supone que uno se va de viaje, se va a la mierda; más bien, se va de la mierda. Se supone. Pero no pasa. Te das cuenta de que la mierda la llevás vos, o sos vos, como más te guste. Se supone que no todo el tiempo es así. Y ahí se supone bien. Al menos. Al menos no todo el tiempo es mierda, al menos podés tener mierda adentro y podés disimular.
Te fuiste pensando que te ibas de verdad, que te ibas a desconectar. Te lo creíste, allá lejos, de donde venís. Llegaste pensando que te ibas a desconectar, que te fuiste, que no estás donde están los demás y que qué suerte que tenés. Pero venís de la mierda, y tenés olor.

Sí, bueno, no es que no te distraigas, no es que no te encante donde estás, que no te encante estar lejos. Pero es justamente eso: estás lejos. Lejos de TU mierda, y te das cuenta de que no basta mirar para otro lado para olvidarte de dónde venís.

Y te sentís peor. Estás en un lugar muy lindo, con gente que por suerte no conocés, a todos le chupás un huevo. Prácticamente hacés lo que querés. ¿Y entonces qué? Está todo bárbaro, ¿no?

No. Te sentís peor. ¿Por qué? Porque tenés la preciada oportunidad de renovarte de aquella mierda, de dejarla a un lado por un tiempo. Tenés la oportunidad de superar lo que te lastima, porque no es simplemente un viaje a través del océano, es caer en otro mundo. Que no es otro mundo, ni otra realidad: es la única realidad, es la tuya y la de todos, en verdad.

Y ahora, hoy, tenés la oportunidad de darte cuenta, de abrir los ojos y dejar las porquerías atrás, porque no son otra cosa que porquerías. Empezás a ver lo que importa y lo que no, las cosas por las que te hacés un mundo, y no son ni un grano de arena.

Pero quién puede decir qué es un grano de arena y qué no. Objetivamente quizá sea fácil, pero no podés mirar objetivamente, no podés olvidarte de sentir. Y cuando corre la sangre por las venas empieza el problema. ¿Sentirte vivo es un problema, entonces?

Las cosas no pierden valor porque vueles lejos, no dejan de existir porque no las veas. Todo lo contrario; al no tenerlas, las echás de menos. Y vos estás solo al otro lado de andá a saber dónde, pensando en aquellas cosas que están en su lugar. Y las extrañás, pero las cosas no te extrañan porque vos te fuiste y vos debés volver.
Y sos vos y los demás; vos y las otras cosas; vos y tus problemas; vos y tus recuerdos. Y te fuiste buscándote, y dejándote atrás al mismo tiempo. Pero ¿sabés qué? sos vos, y no vas a dejar de serlo. Huyas a donde huyas, siempre te vas a llevar. ¿Evitarlo? ¿Acostumbrarse? Es irónico.


¿Entonces qué? Es tu turno de crecer, de cuidarte, de aprovechar, y de cambiar. Más que tu turno, tu oportunidad. Y los demás se transforman todos en un monitor. Y encima es mentira, porque monitor más o menos, los seguís pensando.

Mierda, es demasiada responsabilidad aprovechar o no esa oportunidad. Resulta difícil darse cuenta de qué es lo que vale y lo que no, lo que cuenta para al final haberlo vivido. Y no quiero que mi forma de crecer sea arrepentirme de lo que no aproveché.